Text de Sara Cuentas Ramírez
El próximo 21 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, declarado así por la Asamblea General de Naciones Unidas. Este día nos recuerda la tragedia racista ocurrida en 1960 en la ciudad de Sharpeville, en Sudáfrica, y nos impulsa al compromiso y la acción colectiva para erradicar este problema estructural que forma parte del sistema colonialista heteropatriarcal.
Aquel día se desarrollaba una gran concentración que reunió a 20.000 personas convocadas por el Congreso Pan-Africano para protestar, de manera no-violenta, contra el apartheid como práctica colonialista y de poder desmedido. Las leyes racistas de Sudáfrica exigían la identificación de las personas negras cuando entraban en áreas diferentes a las que tenían consignadas. La protesta pacífica fue violentamente disuelta por la policía que disparó contra quienes se manifestaban. El resultado de esta represión criminal fue de 69 personas muertas y186 heridas, muchas de ellas mujeres, niñas y niños.
A partir de entonces, este hecho fue conocido como la Masacre de Sharpeville y fue una de las primeras acciones de respuesta contra el sistema represivo del apartheid en Sudáfrica. En memoria de los seres humanos que perdieron la vida y de los que lucharon contra el gobierno racista de Sudáfrica, Naciones Unidas proclamó el 21 de marzo como fecha significativa de lucha contra la intolerancia racista y la violencia.
La Ley Europea contra el Racismo y la Xenofobia, aprobada hace cuatro años, que los asume como una amenaza contra las personas que son objeto de dicho comportamiento, que establece sanciones efectivas contra las personas físicas y jurídicas que cometan tales delitos y que son responsables de los mismos y que obliga a todos los estados miembros de la Unión Europea a adoptar las medidas necesarias para garantizar que los compromisos asumidos en esta ley se hagan efectivos, aun dista mucho de ser una realidad.
En Europa, el actual contexto de crisis, de grandes contrastes y contradicciones políticas, sociales, económicas y miedo por el futuro ante el desempleo y la pobreza, la xenofobia, el racismo, la intolerancia y el etnocentrismo continúan no sólo a nivel de las actitudes, sino de las políticas y las instituciones que las gestionan. Así, las formas sutiles y explicitas de violencia racista y xenófoba, de discriminación, de rechazo y ataque contra las personas y grupos que consideramos "como diferentes, como los otros y las otras", evidencian que continuamos conviviendo con una práctica neocolonialista, de dominación y poder desmedido que violenta la dignidad de las personas y menoscaba su derecho a la ciudadanía.
En Cataluña y España, durante los últimos años se han multiplicado las manifestaciones violentas, derivadas de nacionalismos agresivos y excluyentes, representados en partidos políticos, se han dictado políticas excluyentes y etnocéntricas y se han incrementado los actos de discriminación y agresión contra las personas consideradas migradas y otras minorías. Siendo así, es contraproducente, por ejemplo, que la Ley 19/2007 sólo se restrinja a sancionar el racismo y la xenofobia en el ámbito del deporte. Al parecer aun cuesta entender que la ausencia de políticas integrales significa que los Estados no están cumpliendo con su obligación de promover, proteger y asegurar los derechos humanos para todas y todos
Las expulsiones, el blindaje de las fronteras, el tratamiento inhumano en los espacios administrativos a las personas que decidieron vivir en este país, los Centros de Internamiento de Extranjeros, las redadas, la negación al acceso a la vivienda, al empleo digno, a los servicios de salud, a la educación en igualdad, el acoso sexual y racista a las trabajadoras domésticas, la violencia machista y racista contra las mujeres migradas, la trata y explotación sexual de mujeres extranjeras, el eterno estigma de ser consideradas "personas migradas" en un país donde ya llevan años viviendo y que debería asumir su ciudadanía, el que se hagan estudios y políticas sobre migración desde una perspectiva etnocéntrica (identificando como testimoniantes y fuentes pasivas de información a las personas denominadas migradas) y no desde la horizontalidad ni valoración de las capacidades, donde expertos y expertas en migración del país de destino se arrogan su discursos y hablan por las personas que viven en contextos de migración, cerrando espacios para la generación de referentes sociales representativos con voz propia y no mediatizada, entre otros, son prácticas que atentan contra la democracia, la cohesión social, la convivencia, la equidad, la justicia y los derechos humanos.
Hacer memoria histórica de cómo se han consolidado la xenofobia y el racismo es imperativo. Sobre todo para saber de dónde partimos y encontrar la raíz de este problema estructural. Hemos de reconocer que fue en las sociedades occidentales que se estableció una jerarquía entre las "razas" basándose en el color de la piel, la forma del cráneo, del cabello, la estructura física. Esta manera de clasificar los grupos humanos, por sus características biológicas en superiores e inferiores, otorgó a la "raza blanca" un estatus de superioridad, identificada como la más desarrollada, mejor preparada, y más armada para ser conquistadora. De otro lado se consolidó la xenofobia como ideología de recelo, odio, fobia y rechazo contra los grupos étnicos diferentes, cuya fisionomía social y cultural se desconoce y se proclamó la segregación cultural y la aceptación a las personas extranjeras e inmigrantes solo mediante su asimilación sociocultural e "integración". Es decir, imponer prejuicios históricos, lingüísticos, religiosos, culturales, e incluso nacionales, para justificar la separación total y obligatoria entre diferentes grupos étnicos, con el fin de no perder la identidad propia.
Es así, como se han socializado hombres y mujeres de las sociedades occidentales y las sociedades que fueron colonizadas, desde una manera hegemónica de concebir el mundo, desde formas colonialistas y neocolonialistas de relación con mujeres y hombres de otros pueblos del planeta. Desde mecanismos de opresión y discriminación, donde "la cultura blanca" ha expandido sus formas de hacer, deshacer, construir y destruir la condición humana y toda la biodiversidad planetaria, a la medida de sus intereses. Y dentro de ella grupos de poder desmedido continúan acrecentando este tipo de diferenciaciones y separaciones y diversos sistemas de opresión para subyugar a la humanidad ante el sistema colonialista, neoliberal y heteropatriarcal.
En este sentido la Red de Migración, Género y Desarrollo (RMGD), integrada por diversas organizaciones y mujeres que accionan por la promoción, protección y defensa de los derechos humanos de las personas que viven contextos de migración (Asociación Integració de Joves Llatinoamericans, Grupo de Mujeres Inmigrantes de Sant Cugat. Asociación Q'atary Perú, Asociación Diáspora Solidaria, Associació Cultural Educativa Social i Operativa de Dones Pakistaneses (ACESOP), Comité de Mujeres – Fepercat, Associació de Dones Immigrants Subsaharianes (ADIS) y Mujeres Palante y a nivel individual: Leticia Cruz, Silvia Fernández y Maritza Buitrago Rave), el 21 de marzo, organizan la Acción Pública: Mujeres contra el racismo, con la finalidad de generar un espacio analítico, reivindicativo y de denuncia sobre la afectación y vulneración a los derechos humanos que causan las actitudes racistas y xenófobas, sobre todo hacia las mujeres y más en contextos de crisis.
Desde una mirada feminista postcolonial, desde un enfoque interseccional que supera la mirada de género y de derechos humanos se pretende con esta Acción movilizar las conciencias y la indignación respecto a las afectaciones que impactan en la vida de las personas y cómo generan situaciones de vulneración, de postergación y pérdida de ciudadanía.
Además, se abrirán espacios para el análisis y la reflexión desde las propias propuestas de las organizaciones integrantes de la RMGD y las personas y organizaciones participantes, para la elaboración de la Agenda Política común con propuestas concretas y reivindicativas encaminadas a erradicar el racismo y la xenofobia en Cataluña.
Las reflexiones analíticas que se compartirán en esta Acción, serán desde la práctica vivencial de las mujeres integrantes de la RMGD, no sólo desde de la teoría y análisis político, sino desde la experiencia vital significativa frente a situaciones racistas y xenófobas. Las ponencias se situarán no para hablar de "las otras", sino que serán ellas y sus voces propias y no mediatizadas las que harán presencia.
Cabe señalar, que en los últimos días, la RMGD se ha venido reuniendo con diversas autoridades públicas que gestionan temas de migración y políticas de igualdad, tanto de los gobiernos locales como de la Generalitat y el Parlament de Catalunya, con la finalidad de acercarles su propuesta reivindicativa frente al racismo y la xenofobia. Así mismo, estuvieron participando en la reunión de incidencia que se desarrolló en el mes de febrero con el Relator de la ONU contra el Racismo, y están apoyando la realización de la Asamblea Mundial de l@s Migrantes y de las Asociaciones de Solidaridad en el marco del Foro Social Mundial a llevarse a cabo en Tunez del 26 al 30 de marzo de 2013.
La Acción Pública: Mujeres contra el Racismo, que se realizará el 21 de Marzo en el Espai Francesca Bonnemaison, está dirigida a cargos políticos, personal técnico y político de instituciones públicas y privadas que trabajan temas de migración, organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales, feministas y medios de comunicación.
*(Coordinadora de la Diáspora Solidaria, organización integrante de la Red de Migración, Género y Desarrollo)
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